Nuestros cerebros han sido formados para la aptitud y no para la verdad.
No quiero que nadie se ofenda. A veces la verdad es adaptativa, pero otras veces no. Los conflictos de intereses pueden llegar a ser inherentes a la persona, lo que necesita una organización es a veces diferente a lo que realmente le podamos dar. A veces queremos que prevalezca más nuestro concepto de verdad, que la verdad misma en sí.
En el mundo como en la organización, lo que asociamos al conocimiento de experto esta distribuido de una forma muy desigual. Nuestra psique está configurada de una forma social para que podamos consultar a un experto cuando sea preciso. Está configurada para que alguien tenga el conocimiento de algunas competencias y así preguntar aquellos que no tienen ese conocimiento.
Si en una organización ante un problema que requiere cierta especialización, como podría ser una consulta sobre un tema legal, deberíamos consultar a un experto para que sea este el que nos ayude a solventar nuestra duda, ya que es el que tiene adquiridas las competencias necesarias. Si supiéramos nosotros algunas nociones de derecho, o supiéramos mejor aun donde buscar la información que necesitamos, no consumiríamos el tiempo de la otra persona a la que vamos a consultar y adquiriríamos dichas competencias.
En una sociedad moderna y compleja el hecho de depender de expertos nos hace muy vulnerables.
La especialización organizacional es importantísima, si solo se de gestión de personas, pero no se de temas legales que puedan repercutir a mis empleados o a mi organización pueden pasar dos cosas.
Una que pierda dinero y tiempo y otra es que incluso a los que tenemos que reportar información piensen que somos realmente unos memos. Lo mismo me pasaría si no se interpretar las claves económicas que nos reporta la dirección general. Lo cual me hará vulnerable en caso de no saber y en el caso de hacer creer que tenemos esas competencias, por no querer preguntar o por el “ego del saberlo todo” nos ha poseído, nos convertiremos en auténticos charlatanes de la vida. Son estos los que sobran en la organización moderna. No podemos conocerlo todo de cada tema que es tratado en nuestra organización, pero sí que podremos inferenciar en base a unos conocimientos previos y una observación ávida.
Lo que vengo a decir en mi humilde opinión es que no podemos ser especialistas de un “todo organizacional”, pero no caigamos en la vagueza mental de no querer conocer más allá de nuestro puesto de trabajo, de las competencias que teníamos adquiridas, ya que esto hará que dependamos de alguien y para poder progresar en una organización eso no ayuda.
Si la propia organización no hace nada para crear un abanico de posibles competencias que no tienen que ver de forma directa con el puesto de trabajo, esta habrá fracaso a la hora de crear personas más eficientes en la misma. Si existe involucración en el binomio persona/organización seremos más especialistas y estaremos más preparados para cualquier salvedad.
La verdad ya lo decía uno de los novelistas más importantes de nuestro tiempo, Christopher Morley, “lee todos los días algo que nadie lea. Piensa en algo que nadie piense. Es malo que la mente siempre forme parte de la unanimidad”. No te quedes inmóvil intelectualmente.
@carlosguardiola @inigomontesino @sngular Tu mismo lo has dicho. No deberías.